En las dos veces que he hecho el Primitivo, la primera me paré en San Juan de Villapañada, en la segunda recalé en Grado. Había un hospitalero que había sido peregrino de pura cepa, era su primer día com tal y cuando salimos mi compañero y yo por la mañana se le caían las lágrimas por no poder venir con nosotros. No sé que impedimento tenía, pero ya no podía hacer el camino... al final siempre hay un combate por no abandonar. Saludos Íñigo!
Es que el Camino te engancha y no te suelta. A las pocas semanas de volver, me cruzaba casi todos los días con peregrinos partiendo de Oviedo. Me daban envidia y eso que acababa de hacerlo, ja,ja...
En las dos veces que he hecho el Primitivo, la primera me paré en San Juan de Villapañada, en la segunda recalé en Grado. Había un hospitalero que había sido peregrino de pura cepa, era su primer día com tal y cuando salimos mi compañero y yo por la mañana se le caían las lágrimas por no poder venir con nosotros. No sé que impedimento tenía, pero ya no podía hacer el camino... al final siempre hay un combate por no abandonar. Saludos Íñigo!
Es que el Camino te engancha y no te suelta. A las pocas semanas de volver, me cruzaba casi todos los días con peregrinos partiendo de Oviedo. Me daban envidia y eso que acababa de hacerlo, ja,ja...
Un saludo, Miquel!