Hacer un largo viaje a pie es una experiencia inolvidable.
Desplazarte caminando te permite desacelerar, observar el entorno con más detenimiento y capturar la esencia de los lugares por los que pasas. Te da la posibilidad de descubrir lugares a los que no se podría acceder de otra forma, o conocer personas con las que no te habrías encontrado si no fuera moviéndote a pie.
Puedes sentir los elementos, conectar con la naturaleza y vivir momentos que te perderías yendo a mayor velocidad, como contemplar con calma un amanecer o la aparición de un asombroso arco iris blanco.
Pero si a todo esto le añades el factor tiempo, se producen también cambios en tu mente. Lo he podido experimentar recorriendo el Camino de Santiago. Después de varios días seguidos caminando, me sentía con más confianza en mí y también me notaba mucho más concentrado, con menos dispersión mental.
La rutina de comenzar una larga caminata cada mañana se convertía en algo natural. Era el propósito del día y no hacía falta nada más. No me preocupaba tanto el destino ni llegar a una hora determinada, sino que me sentía feliz simplemente por el hecho de estar en marcha, en el Camino. Los problemas del “mundo real” parecían muy lejanos.
Viajando a pie por el mundo
Para viajar andando es necesario disponer de más tiempo que para otro tipo de viajes. Recorrer el Camino de Santiago puede llevar varias semanas, otras rutas más largas requieren meses, y algunos viajeros se pasan años dando la vuelta al mundo.
Sin embargo, no es necesario recorrer el planeta entero para vivir las emociones de un viaje a pie. Puedes empezar desde tu propia casa y hacer una ruta, durante unos pocos días, por la región en la que vives. Casi seguro que descubrirás lugares que no conocías, a pesar de tenerlos muy cerca.
La organización del viaje depende de la ruta elegida —si es que eliges una o prefieres improvisar—, de tu presupuesto o de tu filosofía viajera. Tal vez decidas de antemano aspectos como los alojamientos o las comidas, o quizás prefieras dejarte sorprender por lo que vaya surgiendo en el camino: pasar la noche en un hostal, acampar bajo un cielo estrellado o quizás aceptar la hospitalidad de un nuevo amigo.
Viajar a pie es viajar ligero. Debes elegir bien el equipaje —puesto que vas a cargar con él durante mucho tiempo— para así moverte con mayor comodidad y disfrutar de la aventura. Es una ocasión ideal para desarrollar una actitud minimalista: dejar atrás los objetos superfluos, llevar solo lo esencial y aprender a adaptarte a las circunstancias según se presenten.
Puede parecer difícil al principio, pero pronto descubres que es posible vivir tan solo con lo que cabe en una mochila o en un carrito (como los que utilizan algunos caminantes de largas distancias).
Y ese descubrimiento es una sensación increíble. Empiezas a gozar de la libertad que produce vivir con sencillez, con menos cosas, moviéndote de un lado a otro sin aferrarte a lugares y objetos.
Viajar a pie es moverse de manera natural y respetuosa con el medio ambiente. Es una conexión con nuestros ancestros, que hace miles de años comenzaron a caminar desde el interior de África para poblar el mundo. Es un acto de rebeldía en un mundo dominado por la velocidad sin rumbo y por las experiencias efímeras y superficiales.
Es parte de una filosofía de vida.
🚶♀️🌍🚶Viajer@s a pie
Muchas personas se han aventurado a recorrer largas distancias a pie. Cada una lo ha hecho —o lo hace— impulsada por sus propios motivos, pero todas comparten un deseo común: conocer y experimentar el mundo a un ritmo diferente, más pausado y consciente.
Gracias a internet y las redes sociales, es posible descubrir sus historias. Te animo a explorarlas porque algunas tan inspiradoras que pueden transformar tu visión de la vida.
Estos son algunos de mis viajeros favoritos que han decidido caminar por el mundo:
El periodista estadounidense Paul Salopek está recorriendo gran parte del mundo a pie, siguiendo los pasos de los Homo sapiens que abandonaron África hace milenios. Partió en 2013 y planea completar 38.000 kilómetros por tres continentes, desde Etiopía hasta Tierra del Fuego. La intención, además de conocer mejor las rutas que transitaron los primeros humanos, es narrar una crónica de nuestro tiempo: las migraciones, la supervivencia de las diferentes culturas, los conflictos, el cambio climático... Y lo hace caminando porque, como él dice: "A pie, todo gana nitidez". Si dispones de unas cuantas horas, puedes conocer todo su viaje, hasta el momento, en la web de National Geographic: el proyecto se llama “Out of Eden Walk”.
El español Nacho Dean llevó a cabo durante tres años su particular vuelta al mundo andando, con la intención de transmitir durante su viaje la necesidad de amar, respetar y conservar la Naturaleza. Uno de sus lemas es que “con pequeños pasos se puede llegar muy lejos”. Cuenta su andadura en el libro “Libre y salvaje. La gran aventura de la vuelta al mundo a pie”.
La aventurera Angela Maxwell también emprendió un viaje extraordinario caminando alrededor del mundo. Su caminata comenzó en 2014 cuando dejó Bend, Oregon, a los 32 años. Durante seis años y medio, Maxwell recorrió más de 32.000 km a través de 16 países en 4 continentes. Sus motivaciones eran experimentar el mundo verdaderamente, no solo observarlo, e inspirar a otros, especialmente a las mujeres, a perseguir sus sueños: “No comencé a caminar porque no tuviera miedo, sino porque estaba aterrorizada. Tenía más miedo de no seguir mi corazón que de perder todo lo que poseía y amaba".
Martín Echegaray es un argentino que en 2017, con 60 años, partió desde su casa tirando de un carrito cargado de cachivaches para recorrer el continente americano a pie, desde Ushuaia hasta Alaska. La pandemia de 2020 le impidió completar el viaje (pasó ocho meses parado en Fargo, Dakota del Norte), pero su aventura ha inspirado a miles de seguidores. Su filosofía: “Hay que caminar, camino; hay que esperar, espero”.
🗺 Una ruta :
Trans Canada Trail: el sendero más largo del mundo
Hay rutas y rutas. En Canadá, el segundo país más grande del planeta, existe una que las sobrepasa a todas.
El Trans Canada Trail (en francés, Sentier Transcanadien) es la ruta señalizada más larga del mundo. Se trata de una gran red de senderos conectados que se extiende a lo largo de casi 28.000 kilómetros, uniendo los océanos Pacífico, Atlántico y Ártico, y con presencia en todas las provincias del país. Algunas de las vías siguen las sendas ancestrales que utilizaban los pueblos indígenas americanos.
La red atraviesa una gran variedad de paisajes naturales: bosques, montañas, ríos, lagos y, también, sitios históricos y áreas urbanas. Está diseñada para recorrerla no solo a pie, sino que también hay tramos orientados a la práctica del ciclismo o el esquí, e incluso secciones acuáticas para realizar en kayak o canoa.
Sus orígenes se remontan a 1992, y hoy aún se sigue ampliando con nuevos tramos y mejorando sus infraestructuras, algo que no sería posible sin el apoyo de donantes y voluntarios. El objetivo es conectar comunidades y que las personas puedan disfrutar del aire libre y experimentar el poder restaurador de la naturaleza a lo largo de los senderos de Canadá. Cuatro de cada cinco canadienses viven a menos de 30 minutos de algún tramo del Trans Canada Trail.
Cuesta imaginar el tiempo que llevaría completar esta increíble ruta en su totalidad. Varios años, sin duda. Pero sería una experiencia única e inolvidable poder recorrer algunas de sus secciones, y conocer buena parte de la diversidad geográfica y cultural de ese gran país.
👉 Más información en la web oficial del Trans Canada Trail.
💭 Una cita
"Todo el mundo está a poca distancia, si tienes tiempo".
STEVEN WRIGHT
✏️ Me gustaría conocer tu experiencia ¿Has hecho alguna vez un viaje largo a pie? ¿Te atreverías a dar la vuelta al mundo andando?
Gracias por leer. ¡Hasta la próxima! 👋
Íñigo.
Recomendaciones de material para senderismo, consejos y rutas:
Hola Íñigo! Hace bastantes años hice una ruta de 10 días a pie por el "Camí de Cavalls" de Menorca, haciendo vivac en las playas por las noches, y me encantó la sensación de libertad y sencillez de vida que experimenté. ¡Por más que 10 días no es casi nada!
Desde que te leo me viene "picando el gusanillo" de las rutas largas, o incluso *muy* largas. 😊 El problema es que estoy con achaques de salud desde hace unos años, y ahora mismo mi cuerpo no podría asumir un gran esfuerzo. Pero... ojalá algún día pueda hacer una ruta larga, tal vez el Camino de Santiago, o tal vez otra. Creo que me tira más ir por libre... 🤔
Qué inspirador leerte 😍 Nunca he hecho un viaje de varios días a pie, y después de leerte me quedo pensando... ¿y si lo hago? Por ahora me quedo con esta gran frase: "Hay que caminar, camino; hay que esperar, espero”. 🙌